Ven a mí,
con tu dulce luz...
alma de diamante...
Y aunque el sol,
se nuble después...
sos alma de diamante...
Cielo o piel,
silencio o verdad...
sos alma de diamante...
Por eso ven así,
con la humanidad...
alma de diamante...
Y aunque tu corazón recircule...
(siga de paso o venga)
pretenda volar con las manos...
sueñe,
despierte,
o duerma...
O beba el elixir,
de la eternidad...
sos alma de diamante...
Bien aquí,
o en el más allá,
sos alma de diamante...
Y aunque este mismo sol,
(se nuble, se nuble después)
sos alma de diamante...
Yo he dejado de vomitat conejitos, ya los extraño. Y a Luisito también lo amo, lo cual me hace acordar a que te debo un monolito por socorrerme y resguardar mi integridad física y mental en tal amontonamiento de hippies.
ResponderEliminarAdorote Anita Linda, vos tenes alma de diamante.
te encontré Anita!
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