jueves, 1 de marzo de 2012

afloja sus huesos y dice
creo que no posteo nada desde el 2008; creo que nunca tuve tanto para decir y tan pocas herramientas para hacerlo; creo que finalmente las palabras se fueron a dormir y me dejaron sus sueños, entidad intangible, loca, loca como una cabra. Me ven paqueta casi; una india que se olvidó de la tierra en los pies, no?No, no sé...He abierto mi nombre y se colaron papelitos, escombros, luces..Desde ninguna parte hasta aquí;el centro más secreto de mi pecho.Señores burocráticos de sombrerito azul dicen que por el momento no, que estamos reparando para su mejor atención. yo quiero hablar con mi otra mitad, perdida en la hojarasca del olvido. Mi hermana muerta de mí. La que yace; todos los días soy una que muere cuando canta la noche. Recuerdo vestigios de la que fui inmediatamente; como familias. Tengo a la mórbida, que es hermana de la silenciosa; tengo a la tirabombas, que salía con la guarra; soy un caleidoscopio de personas. Una de las cosas que más me gustaban de hacer teatro era que con los mismos ingredientes digamos, podías hacer otra receta. que con un poco más de esto que ya tenía, y con un poco menos de aquello que también tenía; el resultado era otro. Provocaba más miedo, otra ternura; era dueña de otra violencia. Me han dicho que soy pequeña aún, me han dicho que tengo en el cuerpo el sufrimiento de un árbol hachado; me siento un árbol fuerte y pequeño, no me siento; me siento. Por momentos mi cuerpo actúa autómata; por momentos una mota de polvo me conmueve hasta las lágrimas (con el moco también, claro). Por fases creo que ésta vida que estoy viviendo le pertenecería a otra persona y que mi vida verdadera está en Katmandú; en una disco en Berlín; en una plaza irlandesa; en la estratósfera. Así gira mi rueda; sus casilleros sin forma y sin final; siento que salto de unas a otras porque el color es diferente, el aire pesa distinto; la luz es una postal de viaje. Mi propia existencia es una nébula, soy feliz, soy triste. Soy. Si fuese más paciente; meditaría. Si fuese más impaciente; dejaría de escribir este post en este mismo instante y le diría a todos los transeúntes que los amo, que soy presa de un amor interminable e incomprensible por todo lo que tengo frente a mí, que puedo amar a una bolsa, a una vieja con bastón, que creo que por momentos pierdo los bordes del yo y puedo sentarme en ellos, adherirme sin que lo noten, respirarlos sin hacerles daño, y saltar de inmediato al árbol de al lado, al portero que viene detrás, al gato, al pibito que vuelve de la escuela. Soy un peligro, no?

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